martes, 22 de octubre de 2013

Capítulo cuatro.

Después de un rato juntos, volví al planeta Tierra y recordé que estaba en la fiesta de mi amiga Julia, por lo que debería volver, y también recordé la cara que ponía cuando sus mejores amigas hacían chistes sobre Francesco. En ese momento, el hechizo se rompió y salí del cuento, para darme cuenta de que me había mandado una cagada, Julia se iba a poner como loca! Mientras pensaba todo esto, abrazada por Fran, se debe haber notado mi cara de espanto, por lo que me preguntó:
-Pasa algo?
-Tu hermana.
-Qué?
Se rió
-No es gracioso Fran, me va a matar!
-Ay sí, porque le re intereso.
-Es re celosa de vos.
-Cómo sabes?
Con cara de intriga.
-Las payasas siempre joden con vos.
En cuanto dije eso, me di cuenta de que sería un motivo para que canchereara, y así fue:
-Es que no puedo dejar de flechar minitas, me llueven.
Me mordí el labio inferior y puse los ojos en blanco, pero de verdad eso hacía. Me besó y otra vez me distraje, un rato más. Me sentía tan bien estando con Francesco que me podría haber muerto en ese momento, que diría que fui feliz. La concha de la lora, qué tipa cursi. Cuando volví a caer en el tiempo, hacían dos horas que estábamos ausentes. Me levanté bajandome el insoportable vestido con un bailecito y le ordené:
-Vos me sacaste, vos me devolves sin que nadie se de cuenta.
Mirandome de pies a cabeza:
-Estas linda Abril, no te había visto.
Resoplando, contesté:
-Ah, sos un copado, no me habías visto?
Agarrandome por la cintura y meneando la cabeza con la sonrisa Colgate, chamuyó:
-No necesité ver un vestido para saber que me gustabas.
Y me enamoré.
Me dio un beso y lo corté en seguida.
-Dale, vamos.
Resongando, me agarró la mano y me guió por el patio del costado hasta la cocina, donde me dio un último beso y me indicó por dónde podía volver a la fiesta, diciendome:
-Te voy a volver a ver.
-Sí sí, seguro. Voy a la fiesta de Julia, tu hermana, capaz que nos cruzamos.
Un chiste como para disimular mi derretimiento. Mientras volvía al living, pensé una excusa buena para justificar mi ausencia. Prefería que pensaran que estaba haciendo lo segundo a que Julia me hiciera un escándalo. Luchando contra mi, que quería volver con Francesco, que no quería enfrentar a Julia, reaparezco en el living y todo era un caos. Ya no quedaba gente, sólo rugbiers y pendejas mezclados, bailando con más pasión de la que alguna vez había visto, definitivamente, ahora las chicas sí estaban borrachas, había una tirada en una silla, parecía una bolsa de trapos, el resto estaba en la ronda con los chicos y todo el tiempo gritaban por algo distinto: la primer rota, la primer parejita, el que baja hasta la botella, era un descontrol y no quería estar ahí, pero estaba muy feliz de haber pasado desapercibida. Me reincorporo a la ronda e instantáneamente puse cara de dolor, para abstenerme a las preguntas, pero no funcionó: nadie notó mi llegada, nadie notó que me había ido. Al parecer Julia y sus amigas tenían un enamoramiento con los rugbiers en general, no con Fran, y yo era un cero a la izquierda, así que pudimos evitar todo el escándalo. En cuanto aparece Francesco por las escaleras (no sé cómo llegó arriba), lo miré, me miró y nos reímos, éramos los únicos sobrios y eso era muy raro, los dos tímidos intentando ingresar a la ronda sin generar mucha atención, me acuerdo y me río.
Como siempre que hay lindos chicos y chicas alcoholizadas, tomaron asiento y el envase de cerveza empezó a girar, eso no iba a terminar bien. Analizaba dónde sentarme para evitar el juego, cuando escucho:
-Vvvvas a juarr?
Julia, más borracha de lo que esperaba, en su casa, delante de su hermano, todo estaba fuera de lugar. Me reí por cómo hablaba y le negué con la cabeza, se levantó de un salto y me sentó al lado de ella, quería que jugara sí o sí. Como yo estaba en falta, me senté para no llevarle la contra, rogando que no me tocara. Se acomodaron todos y la botella empezó a girar, mientras que, paralelamente, mi corazón se aceleraba de nervios. Paró señalando a un amigo de Fran y a una amiga de Julia que tenía pinta de ser muy fácil, mientras yo analizaba las caras, ella se paró, cruzó con su torso la mesa ratona, lo agarró por la nuca y le dio un beso realmente horrendo. Se podían ver las lenguas, el pibe tenía los ojos abiertos por el mal momento que estaba pasando y ella creía que estaba en una película porno. A todo esto, todos hacían "uuuuuuuuuuh" porque parecían más monos que seres humanos. El víctima del beso no se dejó llevar por el momento y la sacó al los segundos, ella se separó, lo miró con cara de "hoy no cobro" y volvió a su lugar, pasandose el brazo derecho por la boca para sacarse la saliva y revolviéndose el pelo para seguir quedando atractiva, lo triste es que, al menos para mi que estaba sobria, quedaba tristísima.
Otra vez a girar, la botella para en Julia y otro amigo de Francesco. En seguida miré a Julia para ver si lo iba a hacer, y se la veía muy decidida, pasé mi mirada a Fran y se lo notaba avergonzado, se mordía el labio inferior con suavidad y tenía la mirada hacia abajo, mientras se toqueteaba la ceja, gesto de incomodidad.
-Puedo?
Dirigí mi mirada hacia la voz y vi que era el amigo de Francesco pidiendole permiso, se había ido todo al carajo. Francesco levantó los hombros y resopló como diciendo "no me interesa" o "hace lo que quieras". Julia y el chabon estaban enfrentados, así que ambos se incorporaron dejando el beso en el medio de la ronda, un beso más tranquilo que el anterior pero eran notorias las ganas de corresponderlo de parte de los dos. Era interminable, y yo sufría cada segundo por Francesco. Se soltaron y Julia miró a su hermano, quien con la mirada le pasó el mensaje de que era ridícula. Antes de que volvieran a girar lo que para mi era una ruleta rusa, Fran se paró y vino hacia Julia:
-Me puedo ir con Abril?
Mi corazón se detuvo. La borracha no entendió.
-Hm?
-Api, imbécil, me puedo ir con Api? Bah, no te estoy preguntando, te estoy avisando para que no le hinches las pelotas.
En ese momento todos me miraron y yo no sabía dónde meterme, cuando Julia me dice:
-Te lo prrrressssto pero me debessss una, esse fue el vesstido.
Y se reía. Yo necesitaba que me tragara la tierra. Me levanté muy muy nerviosa y Francesco me agarró con suavidad por la muñeca, para llevarme con él. Cuando logré apartarme de sillón y del grupo de personas sin que se me viera la bombacha, por el maldito pero efectivo vestido, Fran me apoyó su brazote en el hombro, para guiarme, en ese momento, sentía la incomodidad de todas las miradas encima, el vestido y me moría si Francesco me llevaba a su cuarto, era divino y me había vuelto loca, pero no quería nada de... eso.
Para mi tranquilidad no, fuimos a la cocina. Donde se sentó en la mesada con las piernas abiertas, y me ubiqué al medio, para recibir un abrazo. Me dio un beso y me invitó a sentarme a su lado, pero no quise porque no me veía muy habilidosa con los zapatos y el vestido; así que me quedé entre sus piernas, para verlo mientras hablaba, para ver cómo esos pocitos se marcaban cuando se reía deslumbrandome con sus dientes, para ver cómo revoleaba el pelo cuando estaba nervioso, para ver cómo me miraba la boca mientras yo hablaba, para ver cómo revoleaba los ojos grises, para admirarlo y que se notara.
El hecho de que me ofreciera sentarme a su lado me pareció un gesto de ternura, porque estando dispuestos de ese modo sería complicado besarnos o que él intentara tocarme el culo, o algo así, estaba interesado en hablar, y cuando un chico tiene ganas de hablar demuestra muchas cosas.
Me contó de su pasión por el rugby, me contó que le molestaba que Julia y las amigas fingieran ser grandes para agradar, me dijo que le gustaba mi espontaneidad, supe que era un poco tímido, que era encantador y que me iba a enamorar de él si es que eso no había sucedido, no sé reconocer cuándo me enamoro.
Estaba muy entrenida conversando cuando me llama mi mamá, ver su llamada me puso muy nerviosa y me molestó, pero atendí y me aparté un poco para no reírme o decir alguna ganzada. Era tarde y mamá quería venir a buscarme, asentí porque era razonable, eran casi las 5 y media, demasiado me había permitido. Ya que Fran había halagado mi espontaneidad, dije que era Mamá y que estaba en camino, así que comenzamos a despedirnos. Me dio un beso más largo que los anteriores y puso sus manos en mi cintura, cuando el beso terminó, con la cara junto a la mía, me miró de cerca y me dijo que le gustaba, le di un 'besito' y le dije que él también me gustaba. Otro rato de besos, y antes de que llegara 'la policía' intercambiamos números y volvimos al living para despedirme del resto, pero sólo había una pareja acostada chapando en el sillón, demasiada pasión. Mientras con Fran nos reíamos de los dos ridículos borrachos, me llegó el mensaje de Mamá, así que le dí un pico y evitando que me abrazara y quedarme ahí otros 20 minutos, me fui. Cuando salí de la casa recordé lo que llevaba puesto y sentí el roce del crecimiento de la barba de Fran, que con la blancura que tengo, probablemente habría dejado marcas en mi mentón, y me agarró un ataque.
Subí asustada al auto y Mamá me dice con voz ronca de dormida:
-Cortito pero divino, estas linda Apita.
Se me relajaron todos los músculos del cuerpo y empecé a contarle de Julia, que me había prestado todo, que era divina, que la Mamá había hecho licuados y todo. No le di lugar a que hiciera una pregunta, pero probablemente le pareciera extraño que yo hablara tanto. Cuando me estaba liberando del vestido y poniendo el pijama me llega un mensaje de texto de Fran:

"Si las fiestitas de Julia van a ser así, ojalá haga otra mañana."

No sabía qué contestarle, pensaba en una respuesta ingeniosa y nada se me venía a la mente, hasta que me iluminé:

"Si se repite mañana y está invitado el rubio chamuyero, llamame que voy!"

Estuve bien. Suelo quedarme muy conforme con mis respuestas. Mi mensaje fue divertido, peleador y le tiraba onda, no le faltó nada. Bien Api.
A los dos minutos, recibí la respuesta, muy veloz, por cierto:

"Ah bueno, si vas a estar con ése gil no voy nada, yo quería estar con vos."

"Sorry, soy mucho para vos."

"Jajajajaja, sos rápida para las contestaciones, Abril."

Me molestaba que me dijera Abril pero me gustaba que quisiera llamarme de una forma distinta que el resto de la gente. Pasaban los minutos y yo no paraba de sonreír, tenía acalambrada la cara, releía los mensajes y me tentaba, no me reconocía. No contesté ese mensaje y me dormí en seguida, estaba muy cansada, tal vez de los zapatos, tal vez de sonreír.

No hay comentarios:

Publicar un comentario