martes, 8 de octubre de 2013

Capítulo tres.

Dos semanas después del Pijama Party, el colegio de Julia organizaba un matineé al que estábamos invitadas, y esa sería nuestra primer salida, teníamos que conseguir cómo ir. Nos pusimos de acuerdo en decir que estaríamos en la casa de la otra. Permiso concedido. Ambas teníamos plata, así que podíamos tomarnos un taxi hasta el salón. Faltaba un detalle, y para nosotras el más importante: qué nos poníamos? La primer salida siempre es usando algo ridículo, porque no te nació el sentido de la moda y estas apurando etapas. Revolviendo el ropero de la hermana 20añera de Aldi, encontramos una pollera tipo campana que a mi se me caía, entonces sería para Aldana, que usaría junto a una remera negra de tiritas que usaba para ir a hockey, seguimos buscando para mi, que toda la vida fui un tallarín.
-¡Esto! Es bárbaro
-Te parece? Se usa?
-Obvio boluda, todo lo que usa Cami se usa!
Era un vestido strapless verde cotorra de modal que me pasaba la rodilla, pero se quedaba en su lugar, así que servía. Ambas usaríamos ojotas, porque sólo había un par de sandalias taco chupete y no íbamos a pelear por eso. Les advertí, teníamos cero sentido del gusto, pero salir era más importante.
La fiesta era el Sábado. Con la mala suerte de que mi mamá (puta) se encuentra con el papá de Aldi y le pregunta qué tengo que llevar para colaborar. Imagino que se preguntaron si no íbamos a la casa contrario y entre risa y vergüenza se dieron cuenta de que estábamos mintiendo. Mi mamá llegó enfurecida a mi casa, siempre odió las mentiras. Gritando quiso sacarme información sobre cuáles eran nuestros planes, pero no los conté porque Julia iba a ser mi amiga por un tiempo, y no podía caerle mal a mi mamá, eso sería una complicación.
Muy decepcionada me voy a mi cuarto. Me dormí en seguida, ni intenté hablar con Aldi porque estaba muy esperanzada con nuestra primer salida y la agua fiestas de mi mamá tuvo no tuvo mejor idea que hablar por primera vez con su padre para quemarnos todo.
El Sábado, por suerte, mis papás tenían un almuerzo en lo de mi Tía, al que no quise ir porque me hacía la ofendida, así que pasé todo el día en casa sola, tranquila y sin tener que fumarme sermones. Volvieron tipo siete de la tarde, momento en el que volví a mi cuarto. Me obligaron a cenar y, por suerte, mi papá resultó indiferente en la pelea, no me dijo nada. Sólo tenía que bancarme una mirada penetrante, pero sé comer rápido y huir, cosa que hice.
Volví a mi cuarto con el plan de conectarme y putear junto a Aldana la mala suerte que teníamos. No estaba conectada, ni había publicado o comentado nada en Fotolog, es decir, le sacaron la computadora, lo que me hacía sentir culpable porque por mi mamá nos habían descubierto y yo estaba muy pancha en la computadora.
En mi Messenger nunca había más de 20 conectados, descontando a Aldi y teniendo en cuenta que era Sábado a la noche, tenía 9, es decir, no hablaba con nadie. Simplemente estaba revisando fotologs cuando me aparece un comentario de Principito, ahí estaba, en miniatura, su pelo ocupaba un 70% de la foto, pero era perfecto, pequeñamente perfecto. Entré en su perfil y vi cada foto, cada comentario, cada perfil del que comentaba, una especie de allanamiento. Cuando volví a leer el primer comentario.. Sí! Lo había publicado hacía 4 minutos! Si me apuraba, podía conseguir mi mejor foto y publicarla, para probar si él la veía y llamar su atención. Un plan perfecto. La foto la encontré (como todos, la misma foto se subís cinco veces), la edité con una frase de canción que no recuerdo, pero aclaraba que estaba sola (terriblemente grasa) y la subí con mi Messenger como pie de foto, para que pudiera agregarme y confesarme su amor. Bueno, por ahí no tanto, pero una siempre tiene esperanzas. Hice todo lo relatado y nada. No me agregó Fran, no me agregó nadie. Pasaban los minutos y yo desesperaba. Me fui a acostar, otra vez, muy decepcionada.
Al otro día, me levanté alrededor del mediodía y no tenía ganas de salir de mi cuarto, no tenia ganas de ver a mi mamá con su cara de "me mentiste". Agarré la notebook y me puse a jugar al solitario porque sabía que no habría nadie online. Después de repetidas victorias, abrí el MSN para ver si, de una vez por todas, estaba Aldana y se me pasaba la bronca. TARAAAAAAAAAAAN! (trompetas triunfales) un solicitud de el único, el inugualable... PRINCIPITO! Después de festejar, mandale un mensaje a Aldana, sacarle una foto a la pantalla y revolcarme en mi cuarto. Acepté. Por supuesto, no estaba online. Pero ya era un contacto, y me había agregado, que no era poca cosa. Si antes era viciosa, después de tenerlo en Messenger me hice adicta y dependiente de la computadora. Pasaban los días y Principito no se dignaba a hablarme. Obviamente, yo no lo iba a hacer, dentro de lo poco que aprendí de Julia y las amigas en la charla de pibes estaba que siempre el hombre habla primero. El que espera desespera, y, en serio, me desesperaba verlo conectado y que no me hablara. U ocupado, en rojo, qué lindo combinaba el rojo con su foto, qué pelotuda que sos Abril mira lo hueca que sos.
Fran me agregó un Sábado a la madrugada. El siguiente Viernes me habló. "Vos sos amiga de la tarada de Julia, no?", en ese momento: a) Se me paró el corazón. b) Lo leí alrededor de nueve veces para confirmar que era cierto. c) Se me revolvió el estómago. d) Pensé que me quería preguntar dónde estaba Julia. (muy idiota, me decía eso como excusa para hablarme, pero recordemos que era bastante enfermita en ese momento, y ahora también pero más avivada). e) Elegí muy bien la respuesta para no quedar tan pelotuda. "Si si (: por?". Chau plan de no quedar pelotuda, me salió un emoticón realmente ridículo y quedé como una nena de 10 años. Imagino que en el momento que vio la carita mogólica esa se debe haber espantado, pero me siguió hablando. En un principio, criticó a Julia y a sus amigas... Por qué las criticaba si, supuestamente, yo era una de ellas? Se notaba la diferencia?
Estuve hablando un rato y me pareció muy buena onda, se reía de cosas que yo decía por decir, cosas simples, comentarios que siempre hacía... Sentía que podía ser auténtica y eso me daba tranquilidad. Podía aceptar caretear con una "amigas", pero si Fran me gustaba, quería gustarle a él por cómo soy yo, aunque eso no iba a pasar, porque soy una nena para él. Cortamos la conversación porque me tenía que ir, cómo me costó hacerlo! Después de hablar alrededor de tres horas con francesco-sic@hotmail.com, llegaba a la conclusión de que era irresistiblemente perfecto, y de que estaba hasta las manos.
Al día siguiente, le hablé, cosa que no haría ahora, pero, en el momento pensé que si la mujer no hablaba primera podía hablar segunda, cosas. Estuvimos hablando mucho más tiempo, de música, de programas de televisión, de películas... No podía parar de sonreírle a la computadora y cada vez se me retorcía más la panza cuando me contestaba, era una sensación rara, que me acalambraba la cara de reírme y me hacía sentir bien por dentro, era como estar descompuesto de felicidad, supongo que eran las famosas mariposas en el estómago.
El 21 de Junio (dos semanas después de la salida fallida, dos semanas después de que Fran me agregara a Messenger), Julia organizó un matineé en su casa para festejar su cumpleaños. Antes de decirmelo, Aldi ya contaba con mi presencia, sólo faltaría el permiso. De verdad, moría de ganas de ir, incluso más que Aldana, pero no quería mentir, me molestaba hacerlo. Le dije a mi mamá cuáles eran los planes casi sabiendo que esa noche iba a salir victoriosa en el solitario. Increíblemente, aceptó, con la condición de llevarme e ir a buscarme (era un gran avance). Ni bien me lo dije, salté y festejé, en seguida, llamé a Aldana. Por supuesto, no todo podía salir bien: a Aldana no la habían dejado. La mentira le había dejado un mes de penitencia, así que no iría. Me amargó mucho que no pudiera ir, pero yo soñaba con ir a la casa de el pibe que me gustaba a una fiesta, era un combo bárbaro! Le mandé un mensaje a Julia contándole que a Aldi no la habían dejado y me dijo que fuera igual, que nos íbamos a re divertir. Decidí ir, cosa que hoy por hoy tampoco haría, porque parte de la penitencia era por mi culpa, y de mi mamá, pero, como pasa siempre, pibe > amiga en penitencia. Le confirmé mi asistencia a Julia, quien se ofreció a prestarme un vestido de flores, ya que era la regla de la fiesta: llevar algo floreado. Pese a la falta que me haría Aldana, todo parecía salir bien: tenía permiso, tenía ropa, estaría Francesco.
Esperé muy ansiosa la noche, a las siete de la tarde ya me había bañado, depilado piernas y axilas y planchado el pelo. Era completamente emoción. Alrededor de las once me llevó mamá a lo de Julia, no sin antes comentar los autos y la casa, bastante ridícula. Entré a la casa y sentí que estaba en la fiesta de egresados de una preparatoria americana: estaba todo decorado con flores, la noche amagaba a ser perfecta. Subimos al cuarto de Ju y me dio el vestido: era color manteca y con flores muy grandes azules, como hortensias, me llegaba a tapar pero era realmente corto, y me hacía sentir incómoda. Ni bien salí del baño (por supuesto, personal) Julia quedó boquiabierta, no paraba de decirme que me quedaba perfecto y eso me hacía sentir bien, porque ella era hermosa, pero podía reconocer que me quedaba bien, había renunciado a su vestido, que era divino, para prestarmelo y decirme que me quedaba mejor que a ella, yo, en ese caso, me sentiría celosa, pero Julia no, ella me quería hacer brillar, y no tenía por qué! En cuanto vio que me iba a poner las zapatillas, evitando ser hiriente, me ofeció unos zapatos de taco chino de ella, eran azules, como las flores del vestido. En serio, Julia me hacía sentir una modelo. Los zapatos eran lo suficientemente altos como para hacerme sentir superior, pero lo suficientemente bajo como para dejarme bailar sin morir en el intento. Nunca me había sentido así: linda, cómoda y como que podía hacer lo que quería, muy ridículo?
Tipo 12 empezaron a llegar todos, Julia había invitado a 100 personas, que, en ese momento, era un batallón. Bailábamos muy divertidos siguiendo coreografías pedorras y cada media hora la mamá de Julia aparecía con una tanda de daikiris de distintas frutas, con muy poco alcohol, por supuesto. Me sentía muy bien, ninguno de los invitados era amigo mío, a la mayoría no los conocía, pero me estaba divirtiendo muchísimo. Tanto que sentí que me olvidaba de conquistar a Francesco cuando apareciera, o la ausencia de Aldana...
Después de un rato de bailar, gritar y hacer karaoke, llegó Francesco con unos amigos, probablemente, del club, muy musculosos y atractivos como él, bah, el hecho de ser rugbier ya hace atractivos a los chabones. Llegaron y se acomodaron en un rincón, tomando cervezas y observándonos. Instantáneamente, la actitud de las chicas cambió: todas empezaron a bailar sensualmente e intentar llamar la atención fingiendo ebriedad, porque ahora tenían público. Yo dejé de bailar y me acerqué más a la mesa, para apoyarme y ver a las chicas, que poco a poco se tornaban patéticas. Estaba muy colgada analizando la actitud del género femenino, cuando me tocan la espalda del lado derecho, me di vuelta para ese lado y no había nadie, para el otro, Principito, riéndose porque había caído en su joda. Instantáneamente volvió la descompostura de felicidad, pero me reí para no quedar tan tonta.
-Están mamadas?
-Nah, no sé, no tomamos nada. No deberían.
-Viste que te dije que son payasas?
No contesté, me reí mirando a las chicas.
-Qué haces acá? Sos re aburrida Abril!
-Api. Y no tengo ganas de bailar.
-Para mi sos Abril, mala onda.
-Api, no insistas.
Me reí otra vez. Estaba hipnotizada y no me salían más de dos palabras seguidas, sentía mucha adrenalina proveniente de una simple conversación. Otra vez las mariposas.
No hablamos, pero se quedó al lado mío, en la misma posición, mirando hacia la "pista". Se sentía bien saber que estaba siendo cortante y aún así estaba al lado mío, teniendo disponibles los amigos para ir con ellos. Estaba pensando en qué hacía él al lado mío compartiendo un silencio, cuando, en un movimiento, se pone adelante mío y me clava la mirada con la pera hacia adentro y la frente adelante, sus manos en mis hombros, resaltando la cabeza completa que me llevaba y dijo:
-Sos divina.
Las mariposas se revolucionaron y podría jurar que se querían salir por la boca, pasaron de la panza a todo el cuerpo, y la adrenalina se multiplicaba, sentía que me iba a morir de nervios. Antes de tildarme, contesté:
-Te encanta.
Arrugando la nariz y los ojos, y torciendo la cabeza, como con simpatía. No sé si fue una respuesta buena pero sí fingió naturalidad, como que no me estaba muriendo por darle un beso. En seguida se río, dejó ver unos enormes dientes blancos que, de verdad, merecían ser modelos de Colgate. Otra vez, recordé los aprendizajes de el Pijama Party: no mirarle la boca, porque indicaba que lo quería besar. Pero... Si yo lo quería besar, por qué no darle una ayuda? Me detuve a disfrutar del encanto de su risa ladeada con los dientes Colgate y los pocitos irresistibles.
-La verdad que sí, me encantas Abril.
-No me digas más Abril, feo.
Tenía la caradurez de decirle feo cuando me estaba derritiendo por sólo tenerlo a medio metro de distancia. Con los pibes era nueva, pero, aparentemente, buena. Se río otra vez, miró para la izquierda, derecha, a la pista...
-No te estoy echando, pero... Te puedo acompañar afuera?
-Me queda otra?
Otra respuesta buena. Ay Api sos mi ídola. Disimuladamente salimos al patio, y me indicó que nos sentáramos en los escalones de la entrada. Hacía un poco de frío y era incómodo sentarme con el vestido corto, pero había tanto olor a Primavera y estaba tan contenta por la situación, que me las ingenié para superarlo.
-Te vas a cagar de frío, tomá.
Y me apoyó en los hombros su sweater de rombos azul y celeste, divino, por supuesto.
-No te hagas el Príncipe Azul, feo.
Otra vez la caradurez, le decía que no se hiciera el Príncipe Azul cuando en mi diario lo nombraba por Principito. Después de reírme mordiéndose el labio inferior dijo:
-Sos brava Abril eh!
-Nah, hoy estoy bastante tranquila...
Acercándose a cinco interminables centímetros de mi cara:
-Si así estas tranquila creo que en un día normal me pegas una piña, no?
Con la última palabra desplegó la sonrisa radiante. Obviamente, sabía que me podía, y hacía todo lo posible por volverme loca.
-Igualmente hoy ganas no me faltan.
Riendose se acerco más, chocando las narices y casi rozando mi boca. La adrenalina estaba elevada a la máxima potencia y comenzaba a notarse.
-Qué lástima, yo quería un beso, no una trompada.
Un chamuyo bastante barato, pero chamuyo al fin, en el momento fue como que me dedicara una canción. Sin pensarlo y antes de cagarla, puse mi mano en su cara y le di un beso, con mis ojos todavía abiertos. En seguida, cambió la posición y quedó en cuclillas delante mío, cerrando los ojos, agarrandome por la nuca y besandome con ganas, pero con ubicación. Tenía gusto a frutilla, muy muy dulce, los labios los sentía como algo comestible y me moría de ganas de morderlo, porque necesitaba expresar la emoción, pero me controlé y me relaje, me tome el atrevimiento de poner mis manos en su pelo, para poder disfrutarlo, y era, todo en conjunto una sensación perfecta. Mis mariposas estaban enloquecidas y todo el cuerpo me temblaba, no sabía si prestar atención a lo que sentía mi panza, mis manos con su pelo o mi boca con sus labios, sentía que estaba usando todo el cuerpo, y no quería que nunca terminara. Después de un, literalmente, dulce beso. Separó su cara de la mía y con las manos en mi nuca me dijo:
-De qué mundo sos, Abril?
Me reí, lo solté y dije con vos rara:
-Soy un extraterrestre y vengo de Marte con la misión de asesinarte.
Ajustando sus manos en mi cabeza y revoleando la suya, contestó:
-Ojalá el mundo estuviera lleno de extraterrestres!
Me reí porque me había parecido muy chamuyero, así que se acercó a mi y me dio un beso en el cachete, que me pareció muy tierno, pero tenía ganas de besarlo otra vez, y otra, y cien más. Después del beso en el cachete, para romper el silencio, le dije:
-Feo.
-Abril deja de hacerme sentir mal.
Puso cara de afligido y no pude resistir a darle un beso, ésta vez con mis manos en su cuello, y acariciandole los cachetes con los pulgares, ya era toda una profesional. Él rodeo con sus brazotes mi cintura y se arrodilló porque estaría acalambrado, me gustaba la idea de que se pusiera cómodo porque yo quería estar ahí toda la noche. Después del beso, nos quedamos conversando un rato, nos reímos, nos peleamos y nos volvimos a besar, ningún beso era suficiente, estaba completamente hechizada, pero no por la bruja, sino por el príncipe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario