miércoles, 30 de octubre de 2013

Capítulo siete.

Por motivos de sensibilidad y orgullo, y abusando de que es mi relato, quiero saltar unos meses, meses en los que sólo hubo peleas y reconciliaciones, meses en los que tuve rencor por ese puto 21 de Mierdembre.

Vayamos al 9 de Agosto, día del cumpleaños número 20 de Francesco. Veníamos bastante bien, libres de discusiones y peleas ya que habíamos decidido no usar más Messenger, para no generar sospechas en el otro, definitivamente, no había confianza.
Decidí comprarle una camisa haciendo juego con un sweater, todo en tonos de azul, re de su onda, le iba a encantar. Para ponerle un toque de amor al regalo, agregué un cuadro con una foto nuestra. Era un regalo perfecto. La noche anterior, como todos los años, Francesco se juntaba con la familia completa a esperar las 12, para tener el día de sus cumpleaños libre para los amigos, así que me invitó a hacer algo a la casa después del festejo familiar. Alrededor de 12 y media, me llega una llamada de Fran, diciendome que saliera afuera. Salí y estaba en el auto, que habría conseguido por su cumpleaños, ya que no se lo prestaban. Lo saludé con un beso y un abrazo, y le dije "feliz cumpleaños", le dí el paquete y se sorprendió mucho, no esperaba un regalo tan completo. Dejó los regalos de lado y me dijo los planes de la noche: ir a tomar algo y después mirar una película en su casa. Ambas cosas eran inusuales, así que parecía ser una noche especial.
Fuimos a un bar algo cercano y compartimos una cerveza, nos reímos mucho y hablamos otro montón. En ocasiones como esa solía olvidar que me había cagado, pero al otro día volvían y de nuevo estaba ofendida, pero no quería pensar en eso, quería disfrutar y tenía la esperanza de que algún día me iba a olvidar e iba a dejar de atormentarlo con ese día. Nunca habíamos salido juntos, así que fue raro, de todas formas lo pasamos muy bien y fue buena idea pasar un rato afuera, no estar tanto encerrados.
Después del bar fuimos a lo de Fran, y decidimos mirar una película, "500 days with summer", se había estrenado hacía unos meses y, como toda película romántica, Julia la había comprado. Subimos a su cuarto, donde, arriba de la cama me esperaban unos chocolates que previamente él, en su cumpleaños, me había comprado, seguíamos avanzando. Me recosté en la cama a devorar mientras Fran buscaba la Coca Cola y preparaba la peli. En el momento en que apagó la luz y se recostó al lado mío, la cosa se hizo presente, pero se fue en seguida mientras Fran me rodeaba con el brazo, dejando mi cabeza en su pecho.
La película era romántica y divertida, me gustaba, pero estaba con la cabeza en otro lado: sintiendo el calor de Francesco en el lado derecho de mi cuerpo, midiendo la distancia a la que estaba mi pie de cruzarse con el suyo, sintiendo cómo respiraba, cómo su mano jugaba haciendo onditas en mi pelo.. Nunca me pasaba eso, siempre me gustaba mirar atentamente las películas y me molestaba cuando Fran se ponía a hablar, pero ésta vez, yo estaba pensando en él, sintiendolo al lado mío. Como él estaba cansado de que me enojara cuando intentaba interactuar conmigo, ya ni lo intentaba, sólo miraba las películas. Como ésta vez, yo estaba aburrida, quise "avisárselo" de una manera sutil: con mi mano izquierda encontré su cuello y sólo tuve que apoyar mi mano para lograr que me diera un beso en la frente, yo levanté mi cabeza y nos dimos un beso, donde volvió a aparecer la cosa del pecho. Con ayuda de su brazote, Fran me acomodó sutilmente para que mi cabeza quedara a su altura; quedando la mitad de mi cuerpo apoyada en el suyo y mi pierna izquierda entre las suyas. Ahora, sus brazos estaban en mi cintura, apoyadas en el borde del jean, y podía sentir cada vez que los abrigos se levantaban y su mano me rosaba, un pequeño pero muy adrenalínico rose. Mis manos estaban en su lugar favorito: el pelo de Fran, por momentos jugando con él, otros bajando al cuello y con los pulgares rodeando las orejas, mientras lo acariciaba. Los besos eran suaves pero sentidos, mantenían la delicadeza, pero eran diferentes de los diurnos, realmente diferentes. Cada partícula de mi cuerpo sentía algo diferente y todo a la vez mandaba esa sensación al cerebro, que daba mil vueltas. No creo que haya forma ubicada de decir que estábamos en Invierno y hacía calor. No quiero entrar en desagradables detalles.
Si bien la sensación que tenía en ese momento era de las mejores de mi vida, sabía que no podía durar mucho, sabía que era una situación previa a algo que no quería que pasara. Cuando mi cerebro recuperó la cordura, busqué la forma sutil de avisarselo a Fran, quien parecía disfrutarlo tanto como yo, pero despacio, era un mago. Dejé de mover mis manos y las congelé en su cara, despegando poco a poco el beso hasta terminar en su mejilla, dandole pequeños besos que, definitivamente, le transimitieron el mensaje.
-Te amo Abril
Me reí porque sabía que él sabía que yo no quería pero tampoco quería que se sintiera un idiota.
-Yo más.
Le dí un beso "diurno" y me volví a mi posición inicial, a fingir que seguiríamos viendo la película, mientras Fran volvía a jugar con mi pelo.
No sabía qué había sido, pero sabía que de ahí en más las películas dejarían de tener importancia.

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